Hace tiempo que no soltaba la pluma(los teclados), para ponerme a tono con el boletín. Estaba medio botado. Medio flojo. Sin ideas. Sentado en el water tratando que el confort me diera alguna idea para redactar. Pero nada. Ni la sinfonía de los zurullos cayendo en el infinito mar bajo mis nalgas me iluminaron. Me puse a pensar porque. Y comencé con las excusas de siempre. Que no tenía tiempo, que la pega me absorbía, que las sábanas me atrapaban, que escribía igual que el resto de todo los huevones. Con estos parrafitos cortos de mierda que los odio. En fin. De todo para justificar con la cabeza el miedo que sentía con mi esfínter. Beto uno a saber por qué . Lo cierto es que me desvié por la carretera de ripio para tratar de averiguar algo. Lo que saliera. Y entender todo esto. De dónde vino este trancado de porotos que me impidió escribir por meses y comenzar a escudriñar los terrenos por los que nunca me había metido. Pero lo más interesante fue que gracias esta elección se me comenzó a prender la ampolleta. El zapallini. Tantas semanas tratando de pillar un tema. Y aquí lo tenía al lado de mis cicatrices. Brrr! El Miedo. Tengo mieeeeo!
No sabía si llegaría a escribir un ensayo o me conformará con media carilla. La última semana nos juntamos con los chiquillos y charlamos un rato sobre el tema. Partimos conversando sobre ansiedad. “¿Por qué la evitamos?, se preguntó la jefa yendo directo a callo. Una dulce palabra que se transforma en una máquina bulímica que les revienta el estómago cuando se largn a comer. ¿Por dónde se escapa la ansiedad?. Comentamos sobre una señora que le venía dolor de cabeza a cierta hora. Y que su dentista, (se la quería comer el huevon), le practicó una hipnosis para eliminarlo. La mina se fue feliz con su raja para la casa. Pero el tema quedó en el aire. La ansiedad le salió por alguna parte del cuerpo. Por el colon, por las crisis de pánico por los dientes ¡tómate un armonil!. La ansiedad parece ser el miedo somatizado. Y a ella le salía por la cabeza. Cuanta mierda che. Cuánto miedo a la incertidumbre, miedo a lo desconocido, miedo a que no me pesquen. (toy proyectando) a que no me saluden, a que no me miren, a que se cumplan mis miedos. Están los que andan con la profecía auto cumplida. “!Me van a expulsar… te lo digo al tiro..acuérdate.. Selman me va a expulsar.. me va a expulsar!” …….Tate… pa’ la ducha el hueón… Estamos los que tenemos susto de ser homosexual…. es mi vida ok..Y están los que culpan al sistema, a los pacos,a la sociedad y a los padres de sus propios miedos….
……Muchos no cachan nada y otros se hacen los huevones con sus miedos …la otra mitad repite la fórmula de un libro de autoayuda y el resto se vive la vida con una bandera de lucha sin entender por qué. Es el maravilloso misterio de la mente, del espíritu, del culo a dos manos. De las pesadillas repetitivas. Del ser humano anclado en una churretera antes de partir de viaje, del tiritón de ojo antes juntarse con la mina o en el temblor de la pera tras la cabrona pelea. Los miedos se repiten. En vigilia o en pesadillas. Podrían ser desechables, digo yo. Algo de sorpresa que hubiera por favor. Pero en fin. Así es la cosa, diría René.
Y si hay algo de realidad y fantasía en todo esto espero que valga la pena. Sin ponerme Sócrates yo creo que las sombras son mas grandes que el propio árbol que las proyecta. Y eso algo me tranquiliza. Si elijo Varislovaquia en vez de Peristrononoikina la amenaza se desparrama como mantequilla sobre mi espíritu preocupado. Y cuando me aterro por algo me hago presa de mi pasado. Y si no recuerdo repito. Tamos cagados.
A los más miedosos les digo. El miedo debiera ser nuestro mejor aliado. Dejemos de buscar dioses y disfrutemos el presente desatando miedos. Los miedos se inventaron para destruirlos. O para entenderlos, por lo menos. Pobrecitos los miedos. Se acabaran algún día. Y cuando ya no quede ninguno taremos cagados de miedo.
YEIZON